Il Papa in Messico

Mensaje del Papa, espero que les guste tanto como a mi.


CIUDAD DE MEXICO - 26-01-1999

Aeropuerto internacional Benito Ju�rez

Ceremonia de despedida

Texto original...



Se�or Presidente,

Se�ores Cardenales y Hermanos en el Episcopado,

Excelent�simas Autoridades,

Amad�simos hermanos y hermanas de M�xico:


1. Las densas y emotivas jornadas con el Pueblo de Dios que

peregrina en tierras mexicanas han dejado en m� profunda huella.

Me llevo grabados los rostros de tantas personas encontradas

durante estos d�as. Estoy muy agradecido a todos por su cordial

hospitalidad, expresi�n genuina del alma mexicana, y sobre todo

por haber podido compartir intensos momentos de oraci�n y

reflexi�n en las celebraciones de la Santa Misa en la Bas�lica

de Guadalupe y en el Aut�dromo "Hermanos Rodr�guez"; en la

visita al Hospital "Licenciado Adolfo L�pez Mateos" y el memorable

encuentro con las cuatro generaciones en el Estadio Azteca.


2. Pido a Dios que bendiga y recompense a todos los que han

cooperado en la realizaci�n de esta Visita. Le estoy muy reconocido,

Se�or Presidente, por sus amables palabras a mi llegada, por

haberme recibido en su Residencia Presidencial, por todas las

atenciones que ha tenido hacia mi persona, as� como por la

colaboraci�n prestada por las Autoridades. Mi gratitud se extiende

tambi�n al Se�or Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado

de M�xico, as� como a los dem�s Obispos mexicanos y a los venidos

de todo el Continente, que han colaborado para que esta Visita

se viviera con tanta intensidad. Mi agradecimiento se hace oraci�n

invocando del Cielo las mejores bendiciones para este pueblo que en

tantas ocasiones ha demostrado su fidelidad a Dios, a la Iglesia y al

Sucesor de San Pedro. Por eso, desde aqu� elevo mi voz hacia lo alto:


�Dios te bendiga, M�xico!, por los ejemplos de humanidad y de fe de tus

gentes, por los esfuerzos en defender la familia y la vida.


�Dios te bendiga, M�xico!, por la fidelidad y amor de tus hijos a la

Iglesia. Los hombres y mujeres que componen el rico mosaico de tus

diversas y fecundas culturas encuentran en Cristo la fuerza para superar

antiguos o recientes antagonismos y sentirse hijos de un mismo Padre.


�Dios te bendiga, M�xico!, que cuentas con numerosos pueblos

ind�genas, cuyo progreso y respeto quieres promover. Ellos conservan

ricos valores humanos y religiosos y quieren trabajar juntos para construir

un futuro mejor.


�Dios te bendiga, M�xico!, que te esfuerzas en desterrar para siempre las

luchas que dividieron a tus hijos mediante un di�logo fecundo y

constructivo. Un di�logo en el que nadie quede excluido y acumune a�n

m�s a todos tus habitantes, a los creyentes fieles a su fe en Cristo y a

los que est�n alejados de �l. S�lo el di�logo fraterno entre todos dar� vigor

a los proyectos de futuras reformas, auspiciadas por los ciudadanos de

buena voluntad, pertenecientes a todos los credos religiosos y a los

diversos sectores pol�ticos y culturales.


�Dios te bendiga, M�xico!, que sigues extra�ando a tus hijos emigrantes

en busca de pan y trabajo. Ellos han contribuido tambi�n a propagar la fe

cat�lica en sus nuevos ambientes y a construir una Am�rica que, como

manifestaron los Obispos en el S�nodo, quiere ser solidaria y fraterna.


�Dios te bendiga, M�xico!, por la libertad religiosa que vas reconociendo

para quienes lo adoran dentro de tus fronteras. Esta libertad, garant�a

de estabilidad, da pleno sentido a las dem�s libertades y derechos

fundamentales.


�Dios te bendiga M�xico!, por la Iglesia que est� presente en tu suelo.

Los Obispos, junto con los sacerdotes, consagrados, consagradas y

laicos, comprometidos en la nueva evangelizaci�n, fieles a Cristo y a su

Evangelio, anuncian en tu tierra, desde hace casi cinco siglos, el Reino

de Dios.


3. M�xico es un gran Pa�s, que hunde sus ra�ces en un pasado rico por

su fe cristiana y abierto hacia el futuro en su clara vocaci�n americana y

mundial. Recorriendo las calles del Distrito Federal, teniendo presente

en el coraz�n a los Estados que integran a la Naci�n, he sentido

nuevamente el latir de este noble pueblo, que con tanto afecto me recibi�

en mi primer viaje apost�lico fuera de Roma, al inicio de mi ministerio

petrino. En su acogida veo el fiel reflejo de una realidad que se abre

camino en la vida mexicana: la de un nuevo clima en las relaciones

respetuosas, s�lidas y constructivas entre el Estado y la Iglesia,

superando otros tiempos, que, con sus luces y sombras, son ya historia.

Este nuevo clima favorecer� cada vez m�s la colaboraci�n en favor del

pueblo mexicano.


4. Al concluir esta visita pastoral, quiero reafirmar mi plena confianza

en el porvenir de este pueblo. Un futuro en el que M�xico, cada vez m�s

evangelizado y m�s cristiano, sea un pa�s de referencia en Am�rica y en

el mundo; un pa�s donde la democracia, cada d�a m�s arraigada y firme,

m�s trasparente y efectiva, junto con la gozosa y pac�fica convivencia

entre sus gentes, sea siempre una realidad bajo la tierna mirada de su

Reina y Madre, la Virgen de Guadalupe.


Para Ella mi �ltima mirada y mi �ltimo saludo antes de dejar por cuarta

vez esta bendita tierra mexicana. A Ella conf�o a todos y cada uno de

sus hijos mexicanos, cuyo recuerdo llevo en mi coraz�n. �Virgen de

Guadalupe, vela sobre M�xico! �vela sobre todo el querido Continente

americano!





Torna alla pagina principale��Regresar a la p�gina principal